El periodo de formación te proporcionará conocimientos y habilidades que alimentarán la confianza en ti mismo para hacerte a la mar asumiendo el mando y gobierno, es decir, la responsabilidad sobre el barco y de quienes a bordo se encuentren.

Si estás despierto, en ese periodo adquirirás también una nueva forma de ver el mar y de entenderlo. Entonces estás perdido.

Pronto irá creciendo en ti la necesidad de navegar nuevas aguas; de dar rumbo hacia otros puertos. Acabas de convertirte en un explorador a la altura de Fernando de Magallanes, Américo Vespucio o Neil Armstrong. Fondear en nuevas calas, pasar un canal o entrar en un puerto desconocido proporciona un muy elevado grado de satisfacción.

No se trata de seguir un mapa de carreteras para llegar a una ciudad antes nunca visitada. Tendrás que tomar decisiones que pueden tener consecuencias. Para ello habrás estudiado la carta de navegación, los derroteros, el anuario de mareas, libro de faros, y demás documentación N veces antes de atreverte a enfilar la bocana. 

Al avanzar y comprobar que todo es conforme a lo estudiado se  dibujara una sonrisa indescriptible en tu interior y te elevarás sobre el suelo sin que nadie lo pueda apreciar.

Y lo mejor de todo, para eso no hará falta que des la vuelta al mundo en busca de las Islas Molucas. Basta con navegar unas millas hasta el puerto de al lado.

Carenero, Samaná, Rep. Dominicana. MSY "Kraken"

Marina Hemingway, La Habana, Cuba. MSY "Tao"

Trellis Bay, Tórtola, BVI. MSY "Rebeca"