Carenero

Arribada a Samaná

El "Kraken" habia pasado las navidades amarrado en la "Marina de Popeye" (actualmente Marina Zarpar), en Boca Chica, Santo Domingo. Desde allí, y tras una breve recalada en San Pedro de Macorís, llegó hasta el mágnifico arenal de  Bayahibe. La Casualidad quiso que allí encontrásemos a Toni Tulipán, con el MSY "Nui", que navegaba en solitario. La mañana del Día de Reyes, mientras desayunábamos, Toni levanto el fondeo, pasó junto a nosotros y se despidió con un "¡Me voy a Venezuela. Hasta luego!". E hizo un gesto de despedida con la mano. 

EL "Kraken" todavía descansó un día más para afrontar su próxima singladura. El Canal de la Mona, abierto al viento Alisio fuera ya del socaire de La Española, con un mar contrario encrespado por dicho viento y agitado por el importante cambio de sonda a uno y otro lado, vaticinaban una  navegación larga e incomoda hasta alcanzar la Bahía de Samaná.

Casi tres días después de navegación continuada y sin descanso posible, entrabamos en la Bahía de Samaná. Cansados, muy cansados, pero ya estábamos en aguas tranquilas. Ahora solo faltaba encontrar un sitio abrigado para echar el ancla y descansar. 

Nos fuimos adentrando navegando a motor muy poco a poco. Estudiando cartas, derroteros y toda la información de que disponíamos a bordo. Nunca antes habíamos navegado esas aguas. Pendientes de gps, veleta, anemómetro, sonda y radar, y uno de nosotros dos en la proa con el oído bien abierto, fuimos avanzando hasta que los instrumentos parecían indicar que aquel punto, en 5 mts de sonda, era un buen sitio. Eran las 4 am y la noche muy oscura. No veíamos nada.

Lo que vi al despertar y asomarme por la escotilla me hizo creer que habíamos llegado al paraíso . Se trataba de la Bahía Carenero, en el municipio de Santa Bárbara de Samaná, provincia de Samaná, en la República Dominicana. (Latitud: 19° 11' 34,8" N Longitud: 69° 17' 40,6" W).

Esa mañana nos homenajeamos con un desayuno especial que inluía un par de langostas, compradas a un pescador que se acercó, acompañadas de una botella de Ribera del Duero.

El Kraken navegaría durante los próximos meses por el norte de la República Dominicana hasta abandonar sus aguas por la costa haitiana hacia Baracoa, en el noreste de Cuba, para encontrarse con Ángel, su armador. Pero esa es otra historia.

Alberto